Están los voceros realmente preparados para ocupar dicha posición, un mal vocero puede desatar una crisis

Por: Federico Núñez Mañan, Martes 26 De Agosto 2025.- En tiempos de crisis, la palabra oficial de una institución tiene el poder de calmar, orientar y hasta devolver la confianza de la ciudadanía. Ese papel recae en una figura clave: el vocero. Su misión no se limita a “hablar”, sino a convertirse en el puente directo entre la entidad que representa y la sociedad que espera respuestas.
Un vocero no habla en nombre propio. Cada declaración que emite lleva consigo el peso de una institución, por lo que sus palabras deben ser claras, responsables y oportunas. Cuando un problema social sacude la opinión pública, el vocero se convierte en la voz de la transparencia, la empatía y la serenidad.
Su primer deber es informar con claridad, evitando contradicciones que alimenten la desconfianza. Pero la claridad por sí sola no basta: el vocero debe mostrar empatía, reconociendo el dolor, la frustración o la preocupación de los ciudadanos. No es suficiente explicar el problema, también hay que transmitir sensibilidad y compromiso.
En segundo lugar, debe proyectar responsabilidad. Callar ante los errores o disfrazar la realidad puede convertirse en un arma de doble filo para la institución. Asumir lo que corresponda y explicar las medidas correctivas envía un mensaje de seriedad y respeto.
Además, el vocero está llamado a mantener la serenidad incluso en los escenarios más adversos. La ciudadanía suele mirar en sus palabras un faro de calma en medio de la incertidumbre. De ahí que la elección del tono, el momento y el contenido del mensaje sean factores estratégicos que definen la percepción pública.
No debe limitarse a exponer un problema, sino orientar hacia las soluciones. La sociedad espera respuestas y acciones, no justificaciones interminables.
Un vocero es mucho más que un portavoz: es la cara de la confianza pública, el guardián de la credibilidad y el hilo conductor que puede transformar la percepción de una crisis en una oportunidad para fortalecer la relación entre institución y ciudadanía.
El vocero de una institución juega un papel clave porque es la voz oficial que comunica la postura, decisiones o acciones de la entidad frente a la sociedad. Su rol no es solo informar, sino también generar confianza, credibilidad y manejar adecuadamente situaciones de conflicto o crisis.
Papel del vocero
- Representación oficial: Habla en nombre de la institución, nunca a título personal.
- Transmisión clara del mensaje: Explica las posiciones de manera comprensible, directa y sin ambigüedades.
- Mediador con la sociedad y los medios: Es el puente entre la organización y la ciudadanía.
- Gestión de crisis: En momentos de problemas sociales o situaciones críticas, debe transmitir calma, seguridad y un plan de acción.
- Defensa de la reputación institucional: Protege la imagen de la entidad, pero sin ocultar información relevante.
- Vocería estratégica: Selecciona el tono, el momento y las palabras adecuadas para que el mensaje tenga impacto positivo.
Comportamiento frente a un problema social
- Transparencia: Evitar contradicciones y decir la verdad de forma responsable.
- Empatía: Reconocer el impacto del problema en la ciudadanía y mostrar sensibilidad.
- Responsabilidad: Aceptar los errores de la institución si los hay, y mostrar disposición para corregirlos.
- Serenidad: Mantener un tono calmado y seguro, aunque la situación sea tensa.
- Lenguaje inclusivo y sencillo: Hablar para que todo el público entienda, sin tecnicismos innecesarios.
- Orientación hacia soluciones: No quedarse en la explicación del problema, sino señalar qué medidas se están tomando.
- Disponibilidad: Estar abierto al diálogo con los medios y la sociedad, sin evadir preguntas importantes.
El vocero debe ser el rostro confiable y la voz firme de la institución frente a la sociedad, transmitiendo seguridad, verdad y soluciones ante cualquier problema.